Cuando encontré esta silla me enamore de ella, tiene un aire al estilo gustaviano que a mi tanto me gusta.
Su aspecto original la verdad no era precisamente bonito, pero eso no impidio que se viniera conmigo a casa. Ahora empezaba realmente el trabajo, ¿que haría con ella?
Escoger acabados, colores, textil...., después de tanto pensar, decidí darle un aire más suave, con colores neutros para que se pueda apreciar la pieza entera, ese respaldo y patas curvas.
Pues aquí empieza mi aventura transformadora, quité la capa de barniz que tenía encima, esta labor me llevo al menos casi tres días, si, si has leído bien tres días de locura, pero la verdad que luego me gusto mucho el resultado.
Me encontre que la madera tiene vetas, no tantas como me hubiera gustado, pero creo que al natural quedaba mucho mejor que si la hubiera pintado al completo, quería darle un aspecto empolvado que en alguna ocasión me he encontrado en otras sillas restauradas.
Luego el siguiente paso fue escoger una pintura que diera ese aspecto lavado y escoger una tela para el tapizado.
En esta ocasión no quería algo oscuro y tenía por ahí un retal en color blanco roto que me vino que ni pintada. Cuando la puse me parecía algo sosa la verdad, no podía dejarla así, ni corto ni perezoso busqué entre mis laminas que tengo he hice un colax con letras y la imagen de una lampara de araña que seguro ya conoceréis de mis botellas, e hice un transfer en tela.
Bueno y ya conoces el resultado final, que es este. Os pongo una foto del antes y el después que creo podréis apreciar realmente el cambio de la silla.
Imágenes: Pedro | Deco Ambrosia
Gracias por llegar hasta aquí!
¿Te ha gustado?Si te suscíbes recibiras todas las novedades en tu bandeja de entrada.
¡Gratis y libre de SPAM!
